La distancia cansa. Y no nos referimos a entrenar largas distancias (que, por cierto, también cansa lo suyo).
Nos referimos a la orden de alejamiento dictada por la pandemia y que mantiene a los amantes de los deportes acuáticos a distancia de las piscinas, constantemente amenazadas por cierres y restricciones.
Mientras sigamos varados en la orilla, no hay mejor manera de aprovechar el tiempo en el dique seco que dedicarlo al crecimiento personal. Por eso te presentamos aquí, con la ayuda de Bradley Crocker, exnadador y futuro doctor en Psicología de la Salud, unas cuantas sugerencias para aumentar tu productividad como deportista y, por qué no, también en tu vida diaria. Sigue leyendo y verás lo que queremos decir…
Separa espacios para rendir al máximo.
El modelo de procesamiento dual es una teoría psicológica que describe los mecanismos de la toma de decisiones. Afirma que las decisiones conductuales son en parte inconscientes y están influenciadas por el entorno.
Sin ni siquiera enterarnos, dice la teoría, establecemos asociaciones con el escenario que nos rodea. Por eso es fácil que te entre sueño si te tomas un descanso después de comer y no se te ocurre nada mejor que sentarte en la cama. El cerebro asocia la cama con el acto de dormir y ese estímulo desencadena todas las respuestas psicológicas que llaman al sopor.
Mientras sigan las restricciones, es importante separar espacios en casa. Cuando dedicas un rincón específico al deporte, el cerebro también lo tiene más fácil para separar el tiempo de entrenamiento y el de ocio. Cuesta menos motivarse si la cabeza se anima ella sola pensando, cada vez que entras en la zona dedicada a gimnasio: « ¡hora de entrenar!». Lo mismo vale para tus otras tareas. Hacer los deberes, estudiar o trabajar en espacios dedicados ayuda al cerebro a ponerse en situación.
Conviértete en una eminencia de tu deporte
Dicen que «el saber no ocupa lugar», y no puede ser más cierto. Por mucho que sepas de la natación o de tu especialidad, siempre hay sitio para un trocito más de sabiduría.
Aprovecha el tiempo en el dique seco para aumentar tu erudición. Repasa la técnica de la élite contando brazadas y patadas, fijándote en cada detalle. Llévate a casa todos los libros que encuentres de psicología del deporte para dar un salto de calidad en tu preparación mental. Sumérgete en YouTube para aprender observando lo que es nadar y competir en la élite. Cuando vuelvas al agua te darás cuenta de que el saber no ocupa lugar, pero te hace nadar más deprisa.
¡La imaginación al poder!
Lo que llamamos visualización es un arma poderosa que los mejores deportistas del mundo usan con frecuencia. Prepárate para practicar buscando un sitio tranquilo y colocándote en una postura confortable. Ahora imagina una carrera desde el momento en que te estás poniendo el bañador hasta que tocas la pared al final. El proceso ayuda a desarrollar la unión entre la mente y el cuerpo, porque las conexiones neuronales se disparan solo con la imaginar acción en nuestras cabezas.
Sobre todo, no descuides los detalles. ¿Cuántas patadas estás dando en la fase subacuática tras el primer giro? ¿Aumentas la velocidad en el tercer largo? ¿Cómo va la frecuencia de brazada en el esprín? Entrar en los pormenores contribuye a la formación de hábitos, y así no tienes que decidir sobre la marcha en la carrera de verdad.
La visualización no es solo para nadadores de élite. También si eres principiante, incluso si practicas por puro entretenimiento, puedes beneficiarse de la técnica. Imagina que estás nadando un largo y ve recordándote todo lo que debes corregir, desde estirar bien los brazos en la salida de la pared hasta la posición del codo en la brazada de crol.
Aunque las relaciones a distancia son difíciles, prepárate para el rencuentro y verás cómo es posible llevarse con el agua incluso mejor que antes. ¡Ánimo, que ya queda menos para la vuelta a los entrenamientos!
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