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Técnica de espalda: la importancia de practicar con un brazo

Gian Mattia D'Alberto / lapresse

La técnica de nadar con un brazo, por ejemplo en estilo espalda, permite a los nadadores ser más conscientes de su posición en el agua y del movimiento de la brazada.

La espalda es uno de los estilos de natación más elegantes. Se puede decir a primera vista quién lo domina porque se abre paso como un torpedo. No salpica ni una gota cuando los brazos entran en el agua y avanza en línea recta de manera uniforme, gracias tanto a la aportación de las piernas como a una brazada potente.

Todo el mundo está de acuerdo en que los dos rasgos distintivos de los buenos espaldistas son la reducción de la resistencia hidrodinámica y el consiguiente aumento de la fuerza de propulsión en cada brazada.

Vamos a empezar hablando de la resistencia frontal. La mejor manera de aminorarla es llevar la cabeza bien alineada con los hombros. Así se gana flotabilidad en las caderas y por lo tanto la patada se vuelve más eficiente. Muchos nadadores rompen la secuencia perfecta de movimientos que requiere el estilo espalda bajando la cabeza, sobre todo en la fase de propulsión. El resultado es que el cuerpo está peor alineado, la brazada pierde eficiencia y las caderas se hunden produciendo una patada antiestética y también menos vigorosa.

Basta con corregir este error tan habitual para lograr un impulso mucho mayor. En un artículo anterior nos fijamos en el ángulo óptimo de entrada de los hombros en el agua, tan importante en espalda. La fase de tirón es bastante más eficiente cuando los hombros entran en un ángulo ligeramente negativo, con el brazo algo doblado y los dedos apuntando hacia fuera bajo la superficie.

Sin embargo, un problema frecuente consiste en la tendencia a entrar en el agua con los brazos totalmente extendidos y rotando el cuerpo en exceso para buscar el agua. Ese movimiento exige más fuerza y es un desperdicio de energía.

La solución consiste en pulir la técnica secuenciando el movimiento y trabajándolo de manera independiente con un lado del cuerpo. Por eso el ejercicio ideal para corregir este fallo es la espalda con un brazo. La técnica de nadar con un brazo permite a los nadadores ser más conscientes de su posición en el agua y del movimiento de la brazada.

El ejercicio es muy sencillo. Desde una posición normal de espalda con los brazos a los costados, inicia la rotación con un brazo. En realidad, el ejercicio propiamente dicho empieza cuando tienes el brazo a la altura de la cabeza y llega la fase de agarre. En ese momento debes enfatizar la rotación augurándote de que el otro hombro esté a la altura de la barbilla. Bajo el agua, el ángulo formado por el codo tiene que ser de de entre aproximadamente 120 y 130 grados. De esa manera puedes impulsarte con más fuerza y por tanto ganar velocidad.

 

Una variación consiste en comenzar el ejercicio en la fase de agarre. La mano hace una breve pausa para coger más agua con un gesto de remo antes de seguir con la fase de tirón como se indicó en el párrafo anterior.

 

Nadar el estilo espalda con un brazo es un ejercicio excelente para reducir la resistencia hidrodinámica y mejorar la eficiencia de la brazada. Un ejercicio simple que corrige  y mejora significativamente el movimiento de brazos.