El agua es crucial para la existencia. Todos los sistemas del cuerpo humano dependen de ella para desempeñar funciones críticas como el transporte de nutrientes a las células y la eliminación de toxinas. Si a los niños se les anima desde muy pequeños a beberla en abundancia es porque de esa manera están cuidando su salud.
Pero el agua ofrece muchas otras ventajas para el cuerpo y la mente, aparte de las que se derivan de su consumo. Siempre se le han atribuido propiedades terapéuticas y curativas, y los antiguos griegos y romanos ya se servían de los baños termales en beneficio de su salud. En nuestros días la hidroterapia se usa para tratar una gran variedad de problemas, desde la artritis y los desórdenes nerviosos hasta los trastornos del sueño y el estrés.
Además el agua es un medio ideal para la práctica del deporte. Muchos consideran la natación el deporte perfecto porque pone en movimiento todo el cuerpo, incide tanto en la resistencia aeróbica como en el desarrollo muscular, y es una actividad de bajo impacto que protege las articulaciones. Por eso se trata de un deporte que puedes practicar siempre, independientemente de la edad o incluso de las lesiones. De hecho, nada más recomendable que la piscina para mantenerte en forma durante una lesión.
Aquellos que no sean aficionados a nadar, tienen muchas otras opciones disponibles. Los aeróbicos acuáticos, por ejemplo, llevan mucho tiempo empleándose en rehabilitación y terapia, pero en las últimas décadas han obtenido el reconocimiento como deporte por derecho propio. Gracias a sus cualidades físicas de flotabilidad y resistencia, doce veces superiores a las del aire, el movimiento en el agua puede mejorar de manera significativa el tono muscular, la movilidad, el equilibrio y la coordinación.
Los nadadores que compiten buscan el éxito, y por tanto entrenan con objetivos concretos. Por supuesto, su esfuerzo es admirable, pero a veces la relación con el agua requiere una actitud más calmada. Cuando te relajas y te concentras en la respiración y el movimiento, ganas conciencia de tu propio cuerpo y experimentas un mayor bienestar, a la vez que mejoras la técnica. En el mundo acelerado en que vivimos, el desplazamiento consciente dentro del agua ayuda a relajarse y a superar la ansiedad.
Si no puedes pasar tanto tiempo en el agua como te gustaría, estar cerca es la segunda mejor opción. Numerosos estudios han establecido con claridad los beneficios físicos y mentales de las zonas verdes, y ahora los investigadores están empezando a descubrir que las “zonas azules” (mares, ríos, lagos y áreas acuáticas urbanas) aportan aún más ventajas para la salud que las derivadas de las zonas verdes por sí solas. Los científicos todavía intentan explicar por qué los humanos sentimos esa atracción y por qué sumergirnos en el líquido elemento nos ayuda tanto, pero los amantes de nuestro deporte ya estamos convencidos.
Tu afición por el agua es un activo para tu bienestar, así que no dudes en dejarte llevar por tu instinto acuático.
¿Cómo te ayuda la natación a sentirte bien?
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