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Instinto acuático: El agua es el origen

En el agua empieza todo. Aproximadamente el 70 por ciento de la superficie terrestre está cubierta por el agua, y desde el espacio nuestro planeta parece un puntito azul pálido. Como dijo Arthur C. Clark “Qué inexacto es llamar a este planeta Tierra cuando claramente es Océano”.

Desde los tiempos más remotos la humanidad ha sentido la atracción del agua, y el agua es donde muchos de nosotros nos sentimos más en casa. Los nadadores tenemos una necesidad innata de meternos en el agua y expresar nuestro propio instinto acuático. Aunque el agua encierra un significado particular para cada uno, nunca deja de evocar sentimientos y emociones comunes:

FELICIDAD. Tanto si se trata del despreocupado juego infantil en la piscina del jardín, el placer de los días en el mar con familia y amigos o la alegría de alcanzar una meta deportiva, en muchos de nuestros mejores recuerdos aparece el agua.

CONEXIÓN. Como nadadores nos sentimos hermanados con otros amantes del agua. Como competidores, todos hemos conocido la misma euforia y la misma desilusión, el entusiasmo y el desánimo,  la adrenalina y el agotamiento y el deseo de mejorar. Nuestra pasión y experiencias compartidas nos unen.

RELAJACIÓN. En cuanto nos metemos en el agua sentimos que el estrés y la tensión se quedan en la orilla. Nadar rejuvenece la mente además del cuerpo. Induce un sentimiento de paz.

CONCENTRACIÓN. A solas con nuestros pensamientos en el agua resulta más fácil pensar claro y mantener la lucidez. Nos concentramos en la línea del fondo, decididos a mejorar. El agua saca lo mejor que hay en nosotros. Sabemos lo que queremos y vamos a por ello.

LIBERTAD. Para aquellos de nosotros que pasamos mucho tiempo cerca del agua no hay nada más natural. Está en nuestro ADN. Nos da confianza. Nos hace sentir libres.

El instinto acuático evoluciona en cada uno de manera diferente, pero sea el agua tu patio de recreo, tu país natal o tu campo de batalla, lo mismo si estás entrenando para tu próxima carrera que chapoteando en un lago en pleno verano, sientes el agua y disfrutas la energía que te transmite.

Cualquiera que sea tu objetivo, y cualquiera que sea la dirección por la que te lleva tu instinto acuático, arena estará contigo para ayudarte a alcanzar el próximo hito en el camino. El agua no tiene límites y no tiene final.

¿Cuál es tu instinto acuático?

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