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La batalla constante por permanecer despierto en clase – El atleta estudiante

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Los nadadores tienen una abundante cantidad de problemas a los que enfrentarse todos los días. Todo eso está claro. ¿Y qué tal cuando combinamos la constante lucha por la acumulación de ácido láctico, los molestos compañeros de calle o los difíciles conjuntos de largos con el mundo exterior? ¿Cuáles son algunas de las penurias a las que se enfrentan los nadadores que además también son estudiantes a jornada completa?

Probablemente, lo más duró de ser un atleta estudiante es que las personas subestiman lo verdaderamente cansado que es. Para cuando nuestros compañeros de clase se levantan para prepararse y empezar el día, nosotros ya hemos nadado un conjunto de ejercicios completo. Al final de nuestra primera clase, ya estamos dos veces más despiertos que los estudiantes que se sientan a nuestro lado. Cuando suena el timbre al final de la jornada, nuestros compañeros se van a casa a relajarse y empiezan a estudiar cuando nosotros volvemos a la piscina para la segunda parte. Y cuando ellos han terminado sus deberes y están listos para irse a la cama, nosotros acabamos de llegar a casa y empezamos los nuestros.

El cansancio diario que viene de la mano de ser un atleta y un estudiante significa una batalla constante por permanecer despierto en clase. Particularmente, los profesores monótonos pueden “arrullarnos” hasta dormirnos, especialmente después de una dura mañana de ejercicios. Somos estrategas a la hora de saber cuáles son las mejores mesas para optimizar el confort de una buena cabezada en clase, y distinguimos qué profesores son más benévolos (o simplemente ignorantes) cuando se nos cierran los ojos en sus clases. Mentiríamos si dijéramos que no hemos considerado seriamente traernos una almohada a clase, y todos, al menos una vez, nos hemos despertado en medio de una clase llena de estudiantes mirándonos fijamente mientras nos limpiamos la baba que se nos cae de la boca.

Lo que me lleva a nuestra siguiente lucha – nuestros compañeros de clase. Ni que decir tiene que los amigos del colegio o instituto que no participan en deportes nunca nos entenderán por completo. Creen que la cantidad de tiempo que dedicamos a nadar es una locura, o nos intentan dar consejos como “sáltate el entrenamiento” para terminar algún estudio. Aparte de eso, además está el constante flujo de preguntas en clase:

“¿Por qué siempre tienes el pelo mojado?”

“¿Qué son esas marcas rojas debajo de los ojos?”

“¿Soy yo o aquí huele a cloro?”

“¿Quieres dar una vuelta después de clase?”

Incluso aunque de lo único que hablamos prácticamente es de nuestras vidas como atletas, nuestros compañeros de clase parecen olvidar a diario que nosotros nadamos en competiciones. Las personas no se dan cuentan del tiempo que requiere nuestro deporte, o tienden a no darse cuenta lo larga que es nuestra temporada. De hecho, acabo de empezar a explicar a mis amigos que nuestra vida fuera de temporada simplemente no existe y que esencialmente nunca dejamos de entrenar.

Un problema final a considerar como un atleta estudiante son las notas. Equilibrar más de 15 horas de entrenamiento a la semana mientras mantienes tu trabajo como estudiante no es una tarea fácil, y conlleva grandes habilidades para gestionar el tiempo. Las competiciones fuera de casa significan sesiones de estudio entre preliminares y finales, y estamos constantemente intentando hacer los deberes entre el almuerzo en el instituto o el colegio con el fin de aligerar la carga de trabajo después de los entrenamientos. Es una enorme cantidad de responsabilidad, especialmente para los estudiantes con becas que necesitan mantener sus notas altas o para aquellos que intentan conseguir entrar en ciertos programas académicos.

Ser un atleta estudiante conlleva mucha responsabilidad. Por tanto, ¿para qué molestarse? ¿Por qué no centrarse en los estudios mejor? Como estudiantes a jornada completa, a la vez que atletas de élite, tendemos a tener una enorme pasión por aprender, por la excelencia y por nuestro deporte. Por tanto aunque lo logramos a lo largo de una rutina diaria muy cansada, es nuestra rutina, y nuestro modo de vida. Nos gusta vivir en acción constante y apreciamos verdaderamente la sensación de satisfacción que un programa muy ocupado nos proporciona. Además, ¿a quién no le encanta tener una buena excusa para echarte una cabezada en clase?

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