Es el más incómodo para los aficionados, porque uno avanza “marcha atrás” sin ver hacia dónde va. Lo cierto es que a veces no prestamos atención a los puntos de referencia en el techo de la piscina. ¡Eso es, los techos están llenos de marcas que te pueden ayudar a nadar en línea recta (o al menos a intentarlo)! Además, las banderas colocadas a 5 metros de cada extremo de la piscina están allí para indicarnos cuándo estamos cerca de la meta (o del giro).
La brazada de espalada comprende dos fases: la de agarre-empuje y la de impulso, ejecutadas en un movimiento cíclico ininterrumpido. La rotación de los hombros es vital.
Ejercicios técnicos:
2×25 solo con un brazo y el otro pegado al cuerpo, realizando la rotación cuando el brazo activo entra y sale del agua.
2×25 de pies de espalda con los brazos en los costados y realizando un movimiento de rotación con el cuerpo.
2×25 con los brazos extendidos hacia el techo, dando una brazada completa con un brazo hasta volver a tocar la otra mano y después cambiando de brazo
2×25 con un brazo pegado al cuerpo y el otro extendido hacia atrás en la superficie del agua, el tronco casi rotado sobre un costado, invirtiendo la posición de los brazos para girar hacia el lado opuesto.
Como ves, las sesión está dividida en un calentamiento (300), natación a ritmo sostenido (200) con ejercicios, sesión principal (5×50+8×50) y enfriamiento activo (100). Sigue siempre esta rutina básica.
Antes del calentamiento conviene hacer algunos estiramientos básicos (hablaremos de ellos en otro artículo), sobre todo para los hombros.
A disfrutar del entrenamiento… ¡aunque sea marcha atrás!