Mejora tus resultados con el entrenamiento autógeno

Puedes mejorar tu rendimiento gracias a las técnicas de relajación psicofísicas. ¡Aprende a utilizarlas!

Ya hemos hablado varias veces de los ejercicios musculares que sirven para completar la rutina en el agua. Nos referimos a ellos como “entrenamiento en seco”. Nuestra propuesta de hoy puede entrar dentro de esa categoría, pero básicamente consiste en realizar ejercicios para la mente que resultan muy beneficiosos para el cuerpo.

El entrenamiento autógeno incluye una serie de ejercicios y técnicas basados en la estimulación mental.

Para que lo entiendas más fácilmente, te propongo un ejemplo rápido. Piensa en un limón. ¿Ya lo tienes? Vale, ahora imagina que muerdes un gajo y te bebes el zumo. Probablemente notas que estás salivando, porque la estimulación mental provoca la misma reacción que el acto físico.

Así funciona el entrenamiento autógeno, a base de proyecciones mentales que provocan reacciones físicas. Se trata de acumular una reserva de relajación y concentración que ayuda a recuperar energía, soltando los músculos y liberando tensión, estrés y ansiedad, y permitiéndote concentrarte en los resultados deportivos Una buena manera de empezar las carreras o entrenamientos al máximo.

Como suele ser el caso, hacer estos ejercicios una sola vez no tiene mucho sentido. Si quieres que tengan algún efecto hay que practicar regularmente, casi a diario.

Estas son las condiciones óptimas para el entrenamiento:

• Busca un lugar donde puedas relajarte
• Ponte ropa cómoda
• Túmbate en la cama o en el sofá
• Apaga el teléfono y desconecta del mundo durante 10 o 20 minutos.

Ejercicios básicos de entrenamiento autógeno:

1. PESO: para relajar los músculos debes concentrarte en la sensación de peso en el cuerpo. “Mi brazo derecho pesa mucho”. Después piensa en el izquierdo y así sucesivamente hasta que la sensación se extienda por todo el cuerpo.

2. CALOR: siguiendo el mismo procedimiento, relaja el sistema bascular. “Mi brazo derecho está muy caliente”. Concentrándote en la sensación de calor provocarás una dilatación vascular periférica.

3. LATIDO: te relajarás aun más controlando el latido del corazón. “Mi corazón late sosegada y regularmente”.

4. RESPIRACIÓN: “Mi respiración es tranquila y regular”.

5. PLEXO SOLAR: ahora céntrate en el sistema nervioso, que está conectado con órganos vitales como el estómago y el hígado. “Mi plexo solar irradia calor”.

6. FRENTE FRESCA: La constricción vascular ayuda a relajar la cabeza, así que repite: “Mi mente está clara y mi frente está fresca”.

Repite los ejercicios 5 o 6 veces antes de pasar al siguiente. Es una técnica que necesita aprendizaje y por lo tanto hay que tener paciencia. Las primeras veces aconsejo usar alguna ayuda audiovisual, hasta que logres practicar con naturalidad.

¡¡¡Pásalo bien relajándote!!!