Si piensas ir durante el verano a ese lago que tanto te gusta, aquí tienes unos cuantos consejos de sentido común para nadar seguros.
Durante el verano somos muchos los que sentimos la llamada del agua a la primera oportunidad, sea un fin de semana o unas vacaciones.
La playa suele ser el destino elegido, pero los lagos también tienen su público. Rodeados de naturaleza, más frescos y menos caóticos que las playas, los lagos permiten además un montón de actividades para toda la familia, desde el piragüismo hasta las acampadas.
Nadar es otra de las cosas que apetece hacer en un día de calor. Eso sí, aunque no hay nada mejor que meterse en el agua en medio de la total tranquilidad del campo, debes familiarizarte el entorno y tomar ciertas precauciones de sentido común.
Muchos de los lagos más frecuentados se analizan para ver si los niveles de contaminación permiten el baño (por ciento, aún si el agua se considera apta para nadar, no la bebas).
Además, también suele haber carteles advirtiendo a los bañistas de posibles desprendimientos, corrientes y otros peligros.
Si eres muy aprensivo con los bichos, un rápido vistazo en internet te dirá si el lago alberga alguno especialmente indeseable. Aunque no tengas que preocuparte por las medusas ni los tiburones, sí puede haber sabandijas, serpientes y otras criaturas a las que es mejor dejar tranquilas.
No tires los zapatos al aire y saltes al agua sin mirar si hay piedras cortantes o resbaladizas, y no saltes desde un espigón sin comprobar la profundidad del agua.
Si saltas, tápate la nariz o ponte una pinza. La temible “ameba come cerebros” (Naegleria fowleri), que prefiere el agua dulce y templada, entra por los senos nasales.
A menos que estés en un lago con una zona designada para el baño y con un salvavidas de servicio, no te metas en el agua sin algún acompañante. Llévate siempre como mínimo un amigo.
motos de agua y otros vehículos. No des por sentado que ellos te van a ver a ti.
No vas a tener una línea en el fondo del lago para orientarte, así que asegúrate de buscar referencias que te guíen y levanta la cabeza de vez en cuando para saber dónde estás. Mejor que nadar en línea recta hacia el centro del lago, puedes ir en paralelo a la orilla. Así evitas el tráfico de barcas y te mueves por aguas menos profundas y más cálidas.
Nadar en un lago puede imponer respeto al principio si estás acostumbrado a las líneas del fondo, la superficie inmóvil y las paredes donde tomarte un respiro. Sin embargo, muchos dicen que no hay mejor manera de sentirse vivos y ponerse en sintonía con la naturaleza y con el propio cuerpo que nadar en aguas abiertas.
Sea para entrenar o para refrescarte y flotar un rato, ¡no dejes de probarlo!
¿Se te ocurren otros consejos para quienes van a un lago por primera vez?
Nadar de noche en aguas abiertas
Todo lo que hay que saber sobre la natación en aguas abiertas