Compartir calle cuando todas están ocupadas puede resultar algo intimidante, pero no tiene por qué haber ningún problema si todo el mundo se atiene a unas ciertas normas de cortesía.
Llegar a la piscina y encontrar todas las calles ocupadas puede asustar a los nadadores con menos experiencia, pero no hay motivo para acobardarse. Las normas de etiqueta son muy sencillas. Si sabes en todo momento lo que tienes a tu alrededor y te comportas con cortesía, no tendrás la menor dificultad.
Aquí van unos cuantos consejos para asegurarte de que compartes la piscina con los otros usuarios en paz y armonía.
Observa qué calles están ocupadas por nadadores que van a ritmo rápido, medio o lento y escoge la que se adecúe a tu velocidad. (Algunas piscinas designan calles específicas para diferentes velocidades, pero basta con fijarse en los demás durante un minuto para hacerte una idea de dónde encajas mejor).
Asegúrate de que los otros usuarios de la calle te han visto y saben que vas a unirte a ellos. Puedes sentarte con las piernas en el agua un momento o quedarte de pie en la esquina de la calle hasta que hagan un giro y se den cuenta de que estás allí. Si quieres tener un gesto de cortesía, pregúntales si les importa que te metas, aunque sea una pregunta retórica. ¡Nadie puede negarse si es una piscina de uso público!
Si sois nada más dos en la calle, tendréis que decidir si dividís la calle en dos carriles (de manera que tú vas por el mismo todo el tiempo), o nadáis en círculos (yendo siempre por la derecha o por la izquierda y desplazándose en “círculo” dentro de la calle). Cuando sois tres o más, es inevitable nadar en círculo (algunas piscinas lo estipulan así en cualquier circunstancia). La dirección depende del país en que te encuentres. En Estados Unidos van por el lado derecho y giran en dirección contraria a las agujas del reloj (fig.1). En Australia van por el lado izquierdo y giran en la dirección inversa. En Europa, muchas piscinas alternan la dirección del giro de una calle a otra (fig.2) para evitar choques entre nadadores de calles adyacentes.
Fig.1
Fig.2
Nunca te lances al agua directamente delante de nadadores que ya están en la piscina. Si alguien se está acercando a la pared cuando vas a entrar, espera hasta que haya girado para no cortarle el ritmo.
No pierdas de vista la línea negra cuando respires para tener la seguridad de no invadir el carril contrario.
Cuando no todo el mundo va a la misma velocidad, los nadadores más lentos tienen que ceder el paso. Si notas un toque en el pie quiere decir que alguien quiere adelantarte. No pares en medio de la calle. Acércate algo más al borde y reduce la marcha para facilitar el adelantamiento, o vete a la esquina si ya estás casi tocando la pared. Si eres tú quien está adelantando, mira que no venga nadie por el carril de vuelta antes de ir hacia el centro de la calle, lo mismo que haces en la carretera cuando pasas a otro coche.
Cuando necesites descansar, detente en la pared y permanece en la esquina de la calle para dejar espacio al giro de los otros nadadores.
Siguiendo estos principios tan simples todo el mundo puede disfrutar de un buen entrenamiento sin que nadie le moleste. Por supuesto, lo ideal sería tener todo el sitio para ti e ir a tu ritmo sin pensar en nadie más, pero verás cómo te acostumbras rápido a nadar en círculo y a compartir calles sin considerarlo un drama. Quién sabe, ¡tal vez puedes hacer nuevas amistades entre los compañeros de calle!