Los nadadores mantienen una relación muy especial con la comida. En general, no es muy recomendable compartir platos con ellos, porque les cuesta concentrarse en su mitad. Tanto si compiten, y por tanto entrenan un mínimo de seis veces a la semana, como si son aficionados que entrenan dos o tres veces por semana, se pueden permitir sus pequeños excesos en la mesa. Por eso, con frecuencia nos encontramos nadadores retirados en baja forma y con unos kilos de más después de unos años alejados de las piscinas.
Hoy vamos a fijarnos en un asunto clave que sin embargo se suele ignorar con frecuencia: la nutrición antes del entrenamiento. ¿Por qué importa tanto? Si alguna vez has tenido curiosidad por esta cuestión, una simple metáfora tomada de la mecánica debería resolver tus dudas. ¿Qué sucede si te olvidas de repostar gasolina? ¡Además de que el coche no funciona, corres el peligro de provocar una avería seria!
Pues bien, al cuerpo le pasa lo mismo. Sin comida para alimentar el motor, o con el menú equivocado, el entrenamiento puede irse al garete. A diferencia de las máquinas, los seres humanos tenemos además el problema del horario del “repostaje”. Si comemos demasiado pronto tenemos el depósito vacío durante el entrenamiento, mientras que si comemos a la crítica hora el estómago protesta. Por si estas no fueran bastantes limitaciones, el proceso digestivo requiere mucha energía, y por tanto se recomienda entrenar después de hacer la digestión para estar al cien por cien en la piscina.
Así pues, desde un punto de vista nutricional, ¿qué te conviene comer antes de nadar? Sobre todo carbohidratos, que son la fuente habitual de energía, junto a una cantidad moderada de proteínas y grasas.
Aquí van algunos consejos para las cuatro veces al día en que la gente suele entrenar: por la mañana temprano, al final de la mañana, a primera hora de la tarde y a última hora de la tarde.
Antes, sin embargo, permíteme una recomendación: no cambies radicalmente tus hábitos alimentarios. Si, por ejemplo, nunca bebes leche en el desayuno, no empieces ahora porque lo leas en un artículo. Mejor busca algo parecido entre los productos de tu dieta diaria.
Un error común consiste en saltarse el desayuno y comer después de entrenar. Es mucho mejor meterse algo en el estómago antes y después, aunque no sea mucho. Puedes comer lo siguiente, siempre al menos una hora antes del entrenamiento:
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Los centros de deporte se llenan a esa hora. Obviamente no puedes comer y después meterte en el agua, así que es muy importante que piques algo al menos una hora u hora y media entes de entrenar.
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En este caso tienes tiempo para una comida, siempre que sea una hora o una hora y media antes del entrenamiento. Un bol de pasta, no demasiada, con salsa pero sin mucho condimento, será un combustible más que suficiente para completar la sesión.
Hemos hablado de qué comer durante el entrenamiento, pero lo que comes después es igualmente importante. ¿Quieres saber qué comer después de salir del agua y por qué? Lo veremos juntos en el siguiente artículo. Bon appétit!