Te proponemos 3 consejos sobre la mejor manera de reanudar el trabajo tras el parón veraniego.
Como dice una conocida canción italiana de los ochenta, “El verano termina y otro año que se va…”. Sin embargo, para los deportistas el otoño no es el principio del fin, sino el principio a secas. Septiembre marca el inicio de la temporada y la vuelta a los entrenamientos.
Antes de nada, vamos a dejar bien claro que la teoría según la cual hay que entrenar todo el año es errónea de medio a medio. Las vacaciones de verano le dan al cuerpo la oportunidad de recuperar fuerzas y sobre todo te dan a ti la oportunidad de refrescar la mente y recuperar motivación. Por supuesto, debes tomar ciertas precauciones cuando vuelves a la piscina, pero eso no es nada que no se pueda resolver con un plan gradual que prevenga las lesiones.
Hazlo en dos fases. En la primera, el cuerpo debe acostumbrarse de nuevo a las cargas de trabajo que necesitas. Empieza con sesiones cortas, sin preocuparte demasiado por la calidad o el volumen del entrenamiento. Se trata nada más de que recuperes forma física para lo que te espera las semanas siguientes.
Pasadas dos semanas, dedica las tres siguientes a aumentar el volumen de entrenamiento. Paso a paso empezarás a trabajar los sistemas metabólicos, con especial atención al sistema aeróbico. Lo importante siempre es que progreses por etapas y sin interrupción. Cuando termines la segunda fase puedes pensar en introducir ejercicios más específicos.
Músculos y huesos necesitan un tiempo de recobro para readaptarse al entrenamiento. Por eso, independientemente del deporte que practiques, lo mismo si es natación que triatlón, es vital gestionar bien el tiempo.
Si te dedicas a la natación, no hay mucho que añadir a lo dicho antes. Sigue el consejo número uno y no tendrás ningún problema.
El triatlón, sin embargo, es harina de otro costal. La prueba de carrera a pie requiere más tiempo de recuperación porque exige más esfuerzo a las fibras y tejidos. Cuando haces triatlón es recomendable pasar menos tiempo corriendo en los periodos de recobro y alternar lo más posible entre las tres disciplinas.
Aunque este es nuestro tercer consejo, si lo quieres pasar al número uno no tenemos ningún inconveniente. Escuchar lo que pide el cuerpo, sobre todo al principio de la temporada, te puede asegurar un año libre de lesiones. Si después de las primeras sesiones te puede la fatiga, no dudes en tomarte un descanso. Hay momentos de la temporada en que la recuperación es casi tan eficaz como el entrenamiento. Nada mejor para evitar sorpresas que no pasarse con el esfuerzo.
Por el contrario, si notas que el cuerpo reacciona bien al estímulo del ejercicio físico, alarga ligeramente la duración de las sesiones.
Siempre insistemos en lo mismo, la necesidad de diseñar buenos planes de entrenamiento que avancen de manera progresiva. Tampoco está de más, si lo necesitas, consultar a alguien que te puede ayudar a planear la temporada.