Si practicas deportes de manera consistente, más tarde o más temprano no te quedará otra opción que enfrentarte con los: terribles calambres. Un dolor repentino que varía en intensidad, un espasmo involuntario de los músculos que nos fuerza a suspender las actividad, esperando a que pase. El espasmo puede ser tan punzante y desagradable que nos coge por sorpresa y nos fuerza a parar.
Afortunadamente, solo dura unos segundos, o en el peor de los casos unos minutos. Generalmente ocurre durante esfuerzos físicos pero en otros casos, podría ocurrir una horas después o mientras estás durmiendo. Cuando nadas, las áreas más probables de sufrir calambres son la pantorrilla, el muslo y los pies, que se contraen involuntariamente. En ocasiones también puede ocurrir en los músculos dorsales y abdominales. Pero ¿qué desencadena un calambre y cómo debes tratarlo? ¿Puedes planearlo con antelación?
Bebe mucha agua para prevenirlos
Un de las causas más comunes de los calambres es una hidratación pobre, a menudo acompañada de una dieta incorrecta. Cuando nadas, no piensas en lo importante que es beber (tal vez porque ya estás inmerso en el agua, ¡pero no es lo mismo!) Y con cualquier actividad, si sudas y pierdes fluidos y sales minerales, debes reintegrarlos al sistema.
La deshidratación se manifiesta con signos como presión baja, aceleración cardiaca, piel tensa y puntas de los dedos blancas. Incluso sin deshidratación, si tienes niveles bajos de electrolitos en tu sangre, tendrás problemas con los calambres y con los espasmos musculares, acompañado en ocasiones con náuseas, mareos y cansancio. Por tanto, bebe agua mineral antes, durante y después de los ejercicios. En términos de nutrición uno de los mejores aliados contra los calambres son las bananas, que son ricas en potasio. Otros alimentos recomendados son los frutos secos, hojas de verdura verdes, leche, queso, yogurt, pescado, huevos e hígado.
Es mejor un ejercicio gradual y estable
Cuando empiezas a nadar otra vez después de un largo periodo de inactividad, tus músculos probablemente estarán débiles y no responderán adecuadamente. Una de las consecuencias más comunes es la aparición de los calambres, de acuerdo con el fenómeno del mal estado físico o falta de entrenamiento. Por lo tanto, debes empezar gradualmente, con 5-10 minutos de calentamiento, combinado con actividades en la piscina con otras sesiones de entrenamiento, acompañadas de estiramientos.
¡Tengo un calambre! ¿Qué hago ahora?
Si todo esto no ha sido suficiente y eres víctima del temido calambre, hay soluciones que puedes llevar a cabo inmediatamente para aliviar el dolor, que puede ser insoportable.
Primero, es recomendable masajear el músculo y poner una ligera presión en el mismo para promover la circulación sanguínea. Si tienes un calambre en la pantorrilla, que es el más común entre los nadadores, debes ponerte de pie y presionar en la parte afectada. Como ya hemos dicho, el dolor pasa en unos segundos, pero si sufres calambres repetidos con dolor que no se pasa, es mejor que consultes a tu médico.
Presta atención a las aletas
Las aletas son muy útiles pero pueden causar calambres en las pantorrillas por el aumento de la tensión muscular. Debes hacer estiramientos antes de ponértelas y nada de espalda, empezando por las cortas y gradualmente pasando a las aletas más largas.
¿Qué debes hacer si estás nadando en mar abierto?
Nunca somos conscientes de los calambres. Pueden ocurrir de repente e incluso afectarnos cuando estamos en mar abierto. ¡No entres en pánico! Es importante que no te pillen sin preparación; actúa rápido y decisivamente. Si tienes un calambre en el muslo, pantorrilla o pies, debes continuar en el agua y estirar las piernas. Tan pronto como el dolor empiece a mejorar, nada directamente hacia tierra, nada de espalda y descansa.