¿Cuántas veces hemos pensado que nos moríamos de ganas de entrenar y al final ni siquiera hemos ido a la piscina? La verdad es que con demasiada frecuencia la motivación no basta si nos falta tiempo.
Ahora bien, ¿cómo es posible que 24 horas no sean suficientes? Muy probablemente, si no encontramos una hora al día para entrenar es porque tenemos otras prioridades o porque nos organizamos mal.
¿No te ha pasado que, con la bolsa ya lista para ir a la piscina, te has sentado a leer las noticias en el teléfono y has terminado quedándote en casa? ¿O que estás aparcando junto al gimnasio y te tienta más ir a comer con los amigos? No te preocupes. ¡El día da para mucho con unos pequeños ajustes!
Pon el despertador más temprano
Hace falta mucha fuerza de voluntad para levantarse antes, pero el entrenamiento matutino te dejará más tiempo libre después del trabajo.
Ponerse en pie para una sesión de entrenamiento puede parecer demasiado duro al principio. Hasta corres el peligro de decidir que te quedas en la cama en lugar de empezar el día torturándote en el agua. Pero eso sí, una vez que le echas valor y completas tu rutina, la jornada empieza de otra manera y la motivación te llega a raudales.
Nada en compañía de tus amigos
A veces ser fieles a nuestros planes no basta. Somos muy buenos mintiéndonos a nosotros mismos y encontrando excusas. Lo que ya nos resulta más difícil, por ejemplo, es faltar a una sesión de entrenamiento si hemos quedado con nuestros compañeros de equipo.
Saber que tus amigos te esperan en la piscina te da el empujón que necesitas para ir a entrenar en lugar de hacerte un ovillo en el sofá.
¡Sé optimista!
Si la sola idea de meterte en el agua temprano te pone la carne de gallina, piensa en positivo. ¡No hacen falta más que 60 minutos de un total de 24 horas para inyectarte una dosis de endorfinas y mantenerte en forma!
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