Ponerse otra vez a punto después del parto no siempre resulta fácil, pero con ejercicio y buenos hábitos en la mesa los kilos de más se irán y volverá la buena forma física.
No es ningún secreto que nuestra cultura está obsesionada con la imagen. Con las famosas colgando selfis de sus magníficos cuerpos posparto, te estarás preguntando por qué tú no pierdes peso tan fácilmente. Una pista: muy probablemente no sea cuestión de genética y fuerza de voluntad. La diferencia puede estar en los entrenadores personales, nutricionistas y niñeras que les permiten concentrarse en recuperar su figura.
Pero el deseo de ponerse en forma va más allá de la pura vanidad. Lo que busca la mayor parte de las mujeres es recuperar su figura y además cuidar su salud, lo que en este caso implica volver al peso anterior al embarazo en un plazo razonable. El objetivo consiste en perder peso de manera gradual y segura, practicando hábitos saludables que puedas mantener a largo plazo.
La natación es una buena ayuda, puesto que implica un ejercicio cardiovascular capaz de quemar calorías, activar el metabolismo y tonificar todos los grandes grupos musculares. Debido a la densidad del agua, cada movimiento conlleva un ejercicio de resistencia que da forma, tonifica, y a la vez ayuda a ganar puro músculo sin un átomo de grasa.
La cantidad de calorías que quemas al nadar varía mucho dependiendo de factores como el peso, el estilo de natación y la intensidad del ejercicio, pero por lo general está entre las 400 calorías por hora si no te esfuerzas demasiado y hasta el doble si el esfuerzo es intenso. Para perder un kilo necesitas quemar unas 7000 calorías más de las que ingieres. No te conviene perder el peso extra demasiado rápidamente, sobre todo si estás dando el pecho, pero perder medio kilo o un kilo por semana no afecta a la cantidad ni a la calidad de la leche. El entrenamiento ideal, una vez que el médico te dé el visto bueno para meterte en la piscina [link to previous post on postpartum swimming] debería durar entre 30 y 60 minutos.
El ejercicio es importante para recuperar el peso y la forma física anterior al embarazo, pero hay otras cosas que puedes hacer para acelerar el proceso:
– Márcate la prioridad de comer sano. Puedes reducir la ingesta de calorías, pero no recurras a dietas extremas. Practica una alimentación sana y equlibrada. Permítete algún capricho de vez en cuando. Si te sientes todo el rato bajo presión te costará más mantener el esfuerzo a largo plazo. Minimiza la tentación teniendo a mano piezas de fruta o frutos secos para picar cuando ataca el hambre.
– Bebe sobre todo agua. Las calorías de las bebidas azucaradas no producen sensación de saciedad pero suman igual que las otras. Remplazarlas con agua es un sacrificio menor que comer menos, y las bebidas azucaradas contienen muchas calorías vacías, o calorías con escasos nutrientes, que no le hacen ningún bien a tu cuerpo de todas maneras.
-Da el pecho. Aunque la pérdida de peso no sea el principal motivo para tomar la decisión, dar el pecho quema entre 300 y 500 calorías al día.
– Añade todo el movimiento que puedas a tus tareas diarias. Sube por las escaleras en lugar de coger el ascensor, camina siempre que puedas (o al menos aparca una manzana más lejos de donde sueles cuando vas a trabajar), juega con el perro o con tus hijos mayores. ¡Cada pequeño esfuerzo cuenta!
¿Se te ocurre algún otro consejo para compartirlo con las madres que quieren volver a ponerse en forma?
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