Prueba estas tres rutinas antes de decidir que “cuelgas el bañador”.
Una sesión de entrenamiento sabrosa de verdad debe incluir tres ingredientes básicos:
1. Debe plantear un reto. Tiene que ponerte a prueba en los aspectos físico, mental, técnico y táctico.
2. Debe ser progresiva. A medida que avanza el ejercicio tiene que resultar más difícil en términos de velocidad, frecuencia respiratoria, descansos y número de repeticiones.
3. Debe servir para que nades más deprisa en carrera. El entrenamiento tiene que marcar la diferencia en cuanto a resultados.
¡Aquí tienes tres rutinas que debes probar antes de decidir que “cuelgas el bañador”!
Esta rutina es dura y te enseña a ir rápido haciendo únicamente descansos cortos:
Repite la rutina 3 veces. Después añade un 50/100/50 extra por semana hasta que hagas entre 5-8 en cada sesión.
Esta rutina es dura de verdad y no está recomendada más que para nadadores con experiencia.
Hasta el nombre da miedo y es una pesadilla para muchos nadadores. Su diseño es muy simple, pero si la haces como es debido y al máximo esfuerzo, resulta muy difícil de completar.
Consiste en nadar 6 x 100 m en tu estilo a 6 minutos, siempre a máxima velocidad y como mucho entre 3/5 segundos por debajo de tu marca personal.
Puedes practicar estas rutinas en el orden que prefieras. El orden cuenta pero más aún la buena ejecución. Ni el mejor entrenamiento te ayuda a alcanzar tus objetivos si no lo haces bien, de manera que intenta nadar lo mejor que puedas y poner el máximo esfuerzo.
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