El equipo de arena, obviamente, se siente en la piscina como en casa. Nadadores profesionales o simples amantes de la natación, todos tenemos muy claro qué necesitamos llevar en la mochila y cómo prepararnos para el entrenamiento.
Esto es lo imprescindible:
Elegir bien el material básico te hará la vida mucho más fácil.
Elige el bañador que vas a usar para entrenar pensando en tus gustos, preferencias, y también en la frecuencia con que vas a la piscina. Lo más importante, si quieres concentrarte en la natación, es la comodidad.
Los bañadores de playa no son la mejor opción. Ponte mejor un bañador de piscina, pensado para que puedas zambullirte, girar en la pared, nadar y hacer ejercicios de técnica con total libertad de movimiento, sin preocuparte de que se baje constantemente o de que ofrezca demasiada resistencia al agua porque no ajusta bien.
Puedes llevar tus aletas, palas, pullbuoy, o tabla de natación, si los tienes.
Si no cuentas con tu propio material, pregunta a los encargados. La mayoría de las piscinas tienen accesorios que te dejan para que entrenes.
En general, a menos que te hagan falta por motivos de salud, los tapones no son imprescindibles. Pueden resultar muy útiles, en cambio, si sufres infecciones frecuentes o te molesta la sensación del agua en el oído, o el ruido de la piscina.
La pinza es una cuestión de preferencias. Hay quien la encuentra útil para el estilo espalda o con el esnórquel, pero no es recomendable usarla cuando estás aprendiendo la técnica de la natación.
Este es un deporte para todo el mundo. Puedes llevar a los niños desde los dos meses. Muchas piscinas organizan cursos específicos para bebés, y después suele haber una amplia oferta para ayudar a los peques de todas las edades a ganar confianza y aprender a nadar jugando y chapoteando.
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Si no estás familiarizado con el agua, la idea de meterte en la piscina por primera vez puede imponer cierto respeto. No te preocupes. Hay muchos cursos pensados para que los principiantes, jóvenes o veteranos, aprendan a sentirse cómodos.
Déjate aconsejar por los monitores, que saben determinar tu nivel y te enseñan lo que necesitas según tus habilidades. También existe la opción de apuntarse a una clase en grupo y disfrutar entrenando en compañía.
Si eres principiante, nuestro consejo es que vayas a una clase. Una vez que aprendas lo básico y adquieras algo de técnica, disfrutarás mucho más de la piscina.
Si ya nadas bien, es cuestión de gustos. Busca una clase avanzada o nada a tu aire.
Todas las piscinas habilitan carriles u horarios específicos para sus cursos y dejan otros sin ocupar para quienes prefieren ir por libre.
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No todas cubren lo mismo pero, en general, la parte menos profunda tiene el fondo a 1.20 m y la más profunda a 2.5 o 3 m. De todas maneras, te las vas a encontrar de muchos tipos:
– con el fondo plano. O sea, la misma profundidad en todos los puntos;
– con el fondo inclinado, más profundo en un extremo que en el otro;
– con el fondo más profundo en el medio y el menos profundo a los extremos.
Por lo general la profundidad está indicada pero, en caso de duda, puedes preguntar si quieres a quien esté a cargo antes de meterte.
Depende de la piscina. En cada sitio hay unas reglas diferentes, tanto para lanzarse desde los bloques como desde el borde, según la profundidad del fondo y las actividades deportivas que se practican.
Las normas están pensadas para garantizar la seguridad de todos los usuarios. Si te gusta lanzarte de cabeza, consulta antes las directrices del centro o pregunta al personal de la instalación.
Es muy importante cargar energía para el entrenamiento, así que no tengas problema en picar algo sano o tomar un plato ligero, pero evita las comidas copiosas. Un tentempié de proteínas viene muy bien si, por la hora, no quieres tomar nada más consistente.
¡Que disfrutes entrenando!