Decidir qué hábitos te llevas a 2025 y cuáles dejas en el pasado es una parte importante de tu formación deportiva. Aunque cada persona tiene objetivos y enfoques diferentes, hay algunas buenas resoluciones relativamente sencillas que aplican a casi todo el mundo.
Un cambio de actitud es un ajuste enorme y parece un objetivo extremadamente ambicioso, por lo que se puede dividir en buenos propósitos más pequeños. Por ejemplo, comprometerse a sonreír más en la piscina y durante los entrenamientos puede tener un gran impacto en los nervios o en la forma de afrontar las series difíciles.
También, si eliminas frases negativas como «no puedo» y las sustituyes por otras motivadoras como el clásico «sí se puede», verás aumentar la confianza. Animar a un compañero de equipo o a quien comparte nuestro carril a seguir trabajando duro puede crear un ambiente positivo que es crucial para mantener el crecimiento personal. Con el tiempo, cumpliendo pequeños objetivos como éste, pasarse al campo de los optimistas es muy factible.
Corregir la patada es una tarea enorme cuando lo miras desde una perspectiva general, pero intentar hacer cinco patadas de mariposa en cada pared en los giros en lugar de tres es algo que te hará mejorar sin darte cuenta, y además es aplicable a la mayoría de las series. Con el tiempo, se convertirá en un hábito y lo podrás aplicar a la patada con una tabla, o a las patadas de salida durante una carrera. Otro ejemplo es una capacidad pulmonar baja, que podría mejorar centrándose, de nuevo, en los detalles.
Al no respirar en la última brazada antes de la pared, o en la primera al salir, te estás poniendo un reto que fortalece la respiración y también es práctico para la mayoría de los entrenamientos. Ensayando pequeños cambios como estos, puedes crear hábitos y rutinas que funcionan incluso en situaciones estresantes como la competición. Tal vez no parezcan detalles determinantes, pero desarrollan capacidades valiosas y pueden ahorrar unos segundos preciosos en carrera.
Ser deportista es muy estresante, sobre todo cuando se tienen otros compromisos, como los estudios, el trabajo y la vida personal. Asegúrate de que utilizas tu tiempo de forma productiva mediante la creación de horarios semanales: así no dejarás nada por hacer y tus niveles de estrés se reducirán al mínimo. Puedes utilizar listas, calendarios, recordatorios diarios, alarmas telefónicas y todas las herramientas a tu disposición para no olvidar ninguna de tus responsabilidades.
Como estudiante y deportista, sé lo frustrante que resulta perder tiempo de entrenamiento por la acumulación de tareas, sobre todo porque es algo que generalmente se puede evitar planificando el tiempo de estudio. Es una forma de ayudarse a uno mismo, y también contribuye en gran medida a seguir comprometidos con un programa de entrenamiento riguroso.
Aunque os veáis todos los días (y a menudo varias veces al día), divertiros fuera de la piscina o de la sala de pesas puede ser una forma estupenda de aliviar el estrés, y conoceros mejor entre vosotros fuera del entorno del deporte ayudará a fortalecer las relaciones. Los nadadores son una raza especial, y forjar amistades con personas que entienden tus triunfos y luchas diarias puede ser justo lo que necesitas para entrar en el nuevo año.