Hemos decidido volver a la piscina después de un largo período de inactividad y ahora nos preguntamos cuál será nuestro nuevo enfoque. ¿Nuestro físico aguantará con el programa de entrenamiento que tenemos en mente y podremos aclimatarnos a los nuevos instructores y compañeros de natación?
Las razones por las que nos hemos alejado de la piscina pueden ser infinitas, desde las más triviales hasta las más serias, pero lo que importa ahora es que estamos decididos y seguros de querer empezar de nuevo, tal vez incluso pensando en la forma física y el bienestar que la natación nos da.
Hay muchos programas a seguir, pero lo importante al principio es no sobreentrenar. Debes evitar estresar demasiado los músculos, apunta a pequeñas mejoras de vez en cuando. De hecho, incluso si decides reiniciar una actividad deportiva que no puede ofrecer beneficios para la salud, todavía debes observar algunas indicaciones valiosas antes de sumergirte de nuevo en el agua.
En primer lugar, es importante hidratar nuestro cuerpo consumiendo líquidos, comiendo comidas ligeras dependiendo del entrenamiento y sobre todo esperar un par de horas después de comer antes de reiniciar la actividad. Además, antes de reanudar, se recomienda encarecidamente pasar un reconocimiento físico deportivo, para evaluar tu condición física en función del esfuerzo requerido.
Estas son algunas reglas que debes cumplir si comienzas a nadar de nuevo después de un largo período de inactividad:
1 – Comenzamos con una fase de calentamiento: es crucial evitar el exceso y prevenir accidentes como el dolor muscular, que pueden conducir a calambres durante la natación.
2 – Mantenemos un ritmo regular: estabilizar la frecuencia cardíaca que, en promedio, para una persona sana, aunque no esté entrenada, no debe superar los 120 latidos por minuto. Para controlar la frecuencia cardíaca, también puedes equiparte con un monitor de frecuencia cardíaca.
3 – Monitoreamos la fase de recuperación: un par de minutos después de terminar el ejercicio, tu frecuencia cardíaca debe volver a una velocidad regular: si no lo hace, es bueno mantener la fase de recuperación bajo observación. Siempre es bueno ser cauteloso.
4 – Nadamos con regularidad y constancia: después de un largo parón, es muy importante no saltarnos ni un solo entrenamiento. Unas cuantas sesiones constantes es mejor que mucha natación sin regularidad. De esta manera, nuestros cuerpos se acostumbrarán nuevamente y de forma natural al agua.
Por último, recuerda que la actividad física sigue siendo esencial para mantener tu cuerpo funcionando eficientemente, dado que estamos programados para movernos y no pasar nuestros días sentados detrás de una mesa o tumbados en el sofá. El deporte, si se practica de la manera correcta, prolonga la vida, y todo momento es un bueno para (volver) a empezar.
Promover la socialización, conocer gente nueva y superar la timidez son prerrogativas de muchos deportes, la natación en particular. Entre carriles se pueden crear fuertes lazos, tanto con el instructor/entrenador como con compañeros de natación, que con gusto nos inspirarán a hacerlo mejor, mejorar nuestros tiempos y dar siempre un poco más. El vestuario puede convertirse en un lugar de familiaridad y nuevas amistades.
Incluso el rendimiento deportivo puede mejorar en gran medida como equipo, y aquellos que normalmente entrenan solos notarán que sienten menos fatiga al entrenar con otros. Además, saber que alguien está esperando a que entrenemos de nuevo, nos empujará a respetar el compromiso con mayor determinación. En resumen, no hay contraindicaciones en querer empezar a nadar de nuevo, sólo beneficios.
¿Estás listo?